miércoles, 5 de mayo de 2010

MOTIVAR SIN HALAGAR


Es beneficioso hacerle notar al niño nuestro agrado cuando hace algo que le ha costado esfuerzo. Sin embargo, no es recomendable exagerar con los halagos cuando está disfrutando de alguna actividad.

Por ejemplo, si el niño está feliz regando el jardín, decir ¡Mira, el jardinerito! puede quitarle la espontaneidad con la que estaba regando, con lo que deja de disfrutarlo. Por otro lado, tal vez en lo último en lo que estaba pensando era en ser un jardinerito y estaba disfrutando simplemente de observar el arco que forma el agua al caer, la interacción del agua y la luz, lo que le sucede al agua cuando cae sobre la hierba o sobre el barro. Decirle "jardinerito " no solo puede hacer que se sienta encasillado y observado, sino que además puede no tener nada que ver con la motivación de su actividad.

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